La sostenibilidad del bus urbano somos todos

Cuando en el discurso de los servicios públicos se instala la palabra rentabilidad, los ciudadanos tenemos todas las de perder.

Publicado en La Opinión-El Correo de Zamora el 3 de marzo de 2020

«¿Quiere un bombón? Yo podría comerme como un millón y medio. Mamá siempre decía que la vida es como una caja de bombones… nunca sabes de qué sabor te va a tocar». Muchas historias comienzan en la parada del autobús y gran parte del tiempo de nuestras vidas lo pasamos desplazándonos de casa al trabajo, a la escuela, al instituto o a cualquiera de nuestras actividades diarias. Esa imagen que ha pasado a la historia del cine, de Forrest Gump narrando su vida mientras espera la llegada del bus, es un buen resumen de la incidencia que tiene el transporte público en nuestras sociedades.

En Zamora no nos sustraemos a las dinámicas de la vida contemporánea, y un ejemplo de ello es cómo la polémica por la subida del precio del autobús se ha situado en el centro del debate público a lo largo de estas semanas. En este mes de marzo se encarecerá un 11% el desplazamiento en bus urbano por la ciudad de Zamora. Una situación que se produce en contradicción con las palabras del Alcalde, unas palabras que aseguraban que no iba aumentar el precio del billete, unas palabras con las que se comprometía públicamente durante la campaña electoral del pasado mes de mayo a «no tocar» el precio del bus.

No ha transcurrido ni siquiera un año desde las elecciones y del comienzo del mandato, y la subida se va a producir con la mayoría absoluta de Izquierda Unida defendiendo en solitario esta medida. El aumento de una tasa que penaliza la movilidad de los vecinos con menos recursos, de los trabajadores, de la población más envejecida, de las personas con problemas de movilidad, de los vecinos de los barrios y, en definitiva, de los más desfavorecidos. Una medida que cuesta entender viniendo de quién viene y cuya argumentación deja mucho que desear. Entre las justificaciones a la subida del precio destacan aquellas que advierten que las líneas de autobús urbano de Pinilla y San José Obrero son las únicas que «rozan la rentabilidad», para después apostillar que es un servicio deficitario y que el precio del billete debería ser mucho mayor para poder costear el servicio. Una descripción que se ajusta a la realidad de los datos pero que parte de una premisa errónea: la idea de que los usuarios de los servicios públicos deben contribuir personalmente a costearlos. 

Es preciso una reflexión sobre esta lógica argumental neoliberal, una lógica a la que por desgracia nos hemos ido acostumbrando y que socava los cimientos del Estado de Bienestar. Incluso en el «estado mínimo» de los liberales clásicos se asume que hay servicios que solamente pueden ser públicos porque no resultan beneficiosos para la iniciativa privada. O dicho con otras palabras, los servicios deficitarios tienden a ser públicos porque el interés empresarial no cubre necesidades que no reporten beneficios. Frente al principio de que aquel que más usa es el que más debe pagar, desde la izquierda siempre hemos defendido que el esfuerzo debe ser colectivo y proporcional a las capacidades económicas de cada vecino y vecina de la ciudad de Zamora. Desde posiciones socialdemócratas siempre se ha argumentado que la sostenibilidad de los servicios públicos no debe pasar por cargar el coste en los usuarios. Cuando en una sociedad con un estado del bienestar saludable, alguien sale de un quirófano, no se plantea que el convaleciente deba pagar una cantidad para hacer sostenible el servicio, por mucho que se sepa que las operaciones quirúrgicas son muy caras y que la sanidad requiere grandes inversiones para su mantenimiento. Si el autobús urbano es un servicio deficitario, el esfuerzo para compensarlo tiene que ser colectivo y la solución no pasa por aumentar la tasa a los usuarios.

En el último Pleno Municipal los concejales del PSOE nos opusimos a esta medida por ir en contra de los ciudadanos que más necesitan este servicio público y que más concienciados con su uso están, y señalábamos la incoherencia que supone suscribir una «Declaración Institucional de la Emergencia Climática» hace cinco meses, al mismo tiempo que se aumentan las tasas del transporte público urbano. El uso del transporte público no es sólo un servicio básico para muchos zamoranos, sino que debería ser incentivado y bonificado, por constituir un hábito y forma de actuar responsable con el medioambiente. 

Muy al contrario, lejos de promoverlo y de animar a su uso, Izquierda Unida ha optado por una medida que castiga a los usuarios del servicio y los responsabiliza directamente de su falta de rentabilidad, ignorando que la sostenibilidad del bus urbano es responsabilidad de todos. Mientras esperaba el autobús, Forrest Gump continuaba relatando… «mamá decía que puedes saber mucho de las personas por los zapatos que usa: en dónde estuvieron, adónde van…». Nosotros miramos a los pies del Alcalde y no reconocemos sus pasos, pero sabemos que el rumbo que ha emprendido no es el adecuado.

David Gago Ruiz
Portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Zamora

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